Volvemos siempre,
como las obscuras golondrinas,
del balcón sus nidos a colgar,
nos vamos, no, como las Marías de Vallejo,
nos vamos,
para poder regresar,
dejando atrás dos pasos
y algunos sueños medio rotos,
dejando atrás lo que es necesario,
por puro azar, no recordar,
pero nosotros siempre volvemos
porque somos hijos del tiempo
y la memoria,
porque tenemos el corazón en tinieblas,
con una alma obscura
a la que necesitamos iluminar,
nos vamos, te decía
para poder regresar
y reír en la tarde de un domingo cualquiera,
mientras nuestros huesos se calientan, sin sol,
en el ir y venir
del fantasma del derviche,
que habita nuestro destino baldío,
nuestro diario en el que anotamos la vida sin fechas,
nuestra callada ilusión siempre ciega.
HUGO DEL PORTAL
De "Solitario acompañado"
(en compañía de la soledad)
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