Ay Chabela (*),
alguna vez dijiste
que el amor era solo para inteligentes,
lo que por desgracia para todos,
limita las posibilidades del mundo,
y creo entenderte,
porque en el amor, suelen convivir,
amancebadamente,
la luz que ilumina la ilusión,
y la obscuridad que te ciega,
en la misma vía,
como te encandila el brillo
que retas al mirarlo fijamente,
Está también, el reclamo,
como el de los pobres,
por el pinche pan,
o por la justa justicia,
y la pataleta del niño
cuando demanda atención,
yo por eso,
solo escribo de ciertos ensimismamientos,
me falta el cuajo,
ese cinismo necesario
para inspirarme,
en lo que distingo solo como tinieblas,
sea valor, heroicidad, entrega absoluta o amor,
Mi confusión ante algo,
que a veces se alimenta
de los ojos del deseo más animal
que es unicamente
el demonio que vive en el amor,
hecho con las hormonas
de la conquista y la reconquista
las lealtades forzadas
en mentes diseñadas en la poligamia,
en los egos que son nuestros amos
porque hay que saber
que estos señores andan vestidos de exclavos
para decirte -con el facón escondido-
qué debes hacer para irte
de una vez por todas
al embarcadero definitivo
en donde se hundirán,
tarde o temprano,
-como poemas pergeñados para lanzarlos al mar dentro de una botella sin destino fijo-
los sueños vestidos de expectativas,
la pasión dominada por una razón poco cuerda,
la verdad inapelable
de una inexorable e inevitable sentencia.
Hugo Del Portal
(*) Chabela Vargas
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