Visito tibios fragores siendo, tan solo, el locuaz gusano del deseo,
tan lejano y distante de las palabras que pueden susurrar los sentidos,
esas miradas ocultas que trascienden la luz desde sus fueros mas íntimos,
(desde muy dentro) y calan como espadas atravesadas en el alma,
En los huesos,
se sienten, al final, las dentelladas de las penas mas feroces,
los gritos insomnes de las pasiones calladas,
los silencios brumosos de los rumores crecientes,
Reptando, voy sorbiendo tus entrañas,
buscándome en tu esencia,
con una lengua de fuego, de coágulos encendidos,
con el huracán con el me que amamanto desde tu pecho,
para encontrar la sonrisa del destino,
mientras me vencen -hasta la entrega absoluta-
tus gemidos de loba,
El pequeño botón de rosa que me reta,
escondida en el muladar del tiempo,
y a la que enfrento,
a ciegas,
desarmado,
derrotable,
solo para ser desaparecido
de la faz del universo
porque morir
en el rincón mas obscuro
y placentero de tu templo
es una gloria que busco
en la pampa por donde se pueden ver a las diosas
en el insano sueño infernal de mi inexorable triunfo.
Hugo Del Portal
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